“Yo
el Rey por facer bien e vuestra merced a vos Luis Puerto carrero mi
vasallo tengo por bien e daros mi merced e mando que de agora
adelante para siempre jamas haya en dicha villa de Palma una feria en
agosto de cada año.” Así
comenzaba la merced que otorgó el rey Juan II en enero de 1451 al
VII Señor de Palma Luis Portocarrero, para realizar un mercado anual
“de 15
días de duración y que habría de comenzar el día de Santa María
de agosto”
. Esta feria que estuvo situada en la actual calle feria y fue uno de
los motores económicos de la villa, se convirtió en referente
comercial de la comarca. Además sirvió para asentar el eje
comercial de la calle feria, como columna vertebral del desarrollo
urbanístico de la villa desde el final de la Edad Media y durante
toda la Edad Moderna.
La
feria de ganados y productos agrícolas de Palma, supone la mejor
muestra del desarrollo económico que supondrá uno de los pilares
para la expansión de los siglos XV y XVI. Este mercado fue tomando
cada vez más importancia en la comarca del valle medio del
Guadalquivir y los rendimientos económicos e impuestos que producía,
eran importantes para la casa de los Portocarrero. Por esta razón,
los señores de Palma cuidan y protegen esta importante feria
comercial. Cuando a comienzos del siglo XVII, les llega la noticia de
que en Lora del Río durante la festividad de la virgen de Setefilla,
en Septiembre, se organiza un mercado con la pasividad del concejo de
esta villa, comienzan un proceso de pleitos contra este concejo por
el posible perjuicio económico a la feria palmeña. En este pleito,
la casa Portocarrero remarca que defenderá “de todo daño y
perjuicio el privilegio y feria antiquísima que en la villa de palma
se hace desde quince días del mes de agosto hasta quince días del
mes de septiembre de cada año”.
La
importancia de la feria de agosto palmeña será reflejada por el
gran escritor cordobés Luis de Góngora y Argote, que en el año
1610 nos muestra la repercusión exterior de la feria palmeña en un
pasaje de su primera obra de teatro llamada “Las Firmezas de
Isabela”. En esta obra de teatro escrita en verso podemos leer:
Partíme
para la feria,
que
se celebraba adonde
los
dos ríos, los dos reyes
de la
Andalucía, corren
a
besar el pie de una palma,
porque
ella siempre corone
las
siempre gloriosas sienes
del
que es palma de los condes.
Despaché
cuanto era mío
y
empleé mi caudal pobre
en la
riqueza mayor
que
Palma tenía entonces:
en
aqueste caudaloso
granadino
gentilhombre,
que
no sólo hoy en mi casa,
Durante
los siglos XVIII y XIX la feria de agosto continuó teniendo una
importancia notable, por esta razón, se decidió crear otro mercado
anual durante el mes de mayo. La fecha de creación de este segundo
evento comercial aún está pendiente de fijar. Aunque en un
principio fue una feria menor, con el paso del tiempo fue creciendo y
en el siglo XX tenía la misma entidad que su hermana más antigua.
La
vertiente comercial, con el paso de los años fue teniendo cada vez
menos interés y aunque se mantuvo hasta bien entrado en siglo XX,
empezó a tener un carácter residual. Sin embargo, la dimensión
festiva de la feria aumentó durante el siglo XX y terminó
prevaleciendo.
La
noticia de esta entrega de premios ocupó la portada del Diario
cordobés “ La Voz – Diario Republicano” . Además, en páginas
interiores en un extenso artículo nos informa la noticia, que para
esta entrega de premios se desplazaron a Palma desde el Córdoba el
gobernador provincial, alcalde y concejales del ayuntamiento
cordobés, el director de la escuela veterinaria Rafael Castejón, el
inspector veterinario de la provincia, el presidente de la Asociación
Provincial de Ganaderos y el alcalde de Hornachuelos. Todas las
autoridades fueron recibidas por el Alcalde de Palma del Río Don
Antonio Delgado. Tras llegar a la caseta de la amistad del ferial,
las autoridades asistieron a un desfile de ganados premiados en el
concurso. En ese momento se hicieron entrega de los premios a los
criadores por categorías. Existían en aquel concurso premios para
los mejores criadores de ganado vacuno, equino, lanar, cabrio y
cerdos.
Poco
antes de la guerra civil, aún quedaban pruebas de la finalidad
comercial y ganadera de la feria de mayo. Con el fin de premiar los
mejores ejemplares de ganado que llegaban a la muestra de Palma, se
realizaba un concurso para premiar a los criadores. Uno de los
últimos premios que se entregó en la feria de ganados de Palma fue
este trofeo otorgado el 18 de mayo del año 1934, patrocinado por la
marca Buffalo de sueros contra la peste porcina.
Tras
la guerra civil la feria de mayo tardó en recuperarse, y la
dimensión comercial ya no volvería a tener la importancia del
pasado. Con el tiempo, la feria como evento festivo ha prevalecido,
pero nunca podemos olvidar los orígenes de este evento que servía
como referencia anual en el calendario agrícola y ganadero.