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lunes, 16 de mayo de 2016

Permanencia y cambio en la historia de la Feria de Palma

Yo el Rey por facer bien e vuestra merced a vos Luis Puerto carrero mi vasallo tengo por bien e daros mi merced e mando que de agora adelante para siempre jamas haya en dicha villa de Palma una feria en agosto de cada año.” Así comenzaba la merced que otorgó el rey Juan II en enero de 1451 al VII Señor de Palma Luis Portocarrero, para realizar un mercado anual “de 15 días de duración y que habría de comenzar el día de Santa María de agosto” . Esta feria que estuvo situada en la actual calle feria y fue uno de los motores económicos de la villa, se convirtió en referente comercial de la comarca. Además sirvió para asentar el eje comercial de la calle feria, como columna vertebral del desarrollo urbanístico de la villa desde el final de la Edad Media y durante toda la Edad Moderna.

La feria de ganados y productos agrícolas de Palma, supone la mejor muestra del desarrollo económico que supondrá uno de los pilares para la expansión de los siglos XV y XVI. Este mercado fue tomando cada vez más importancia en la comarca del valle medio del Guadalquivir y los rendimientos económicos e impuestos que producía, eran importantes para la casa de los Portocarrero. Por esta razón, los señores de Palma cuidan y protegen esta importante feria comercial. Cuando a comienzos del siglo XVII, les llega la noticia de que en Lora del Río durante la festividad de la virgen de Setefilla, en Septiembre, se organiza un mercado con la pasividad del concejo de esta villa, comienzan un proceso de pleitos contra este concejo por el posible perjuicio económico a la feria palmeña. En este pleito, la casa Portocarrero remarca que defenderá “de todo daño y perjuicio el privilegio y feria antiquísima que en la villa de palma se hace desde quince días del mes de agosto hasta quince días del mes de septiembre de cada año”.

La importancia de la feria de agosto palmeña será reflejada por el gran escritor cordobés Luis de Góngora y Argote, que en el año 1610 nos muestra la repercusión exterior de la feria palmeña en un pasaje de su primera obra de teatro llamada “Las Firmezas de Isabela”. En esta obra de teatro escrita en verso podemos leer:

Partíme para la feria,
que se celebraba adonde
los dos ríos, los dos reyes
de la Andalucía, corren
a besar el pie de una palma,
porque ella siempre corone
las siempre gloriosas sienes
del que es palma de los condes.
Despaché cuanto era mío
y empleé mi caudal pobre
en la riqueza mayor
que Palma tenía entonces:
en aqueste caudaloso
granadino gentilhombre,
que no sólo hoy en mi casa,


Durante los siglos XVIII y XIX la feria de agosto continuó teniendo una importancia notable, por esta razón, se decidió crear otro mercado anual durante el mes de mayo. La fecha de creación de este segundo evento comercial aún está pendiente de fijar. Aunque en un principio fue una feria menor, con el paso del tiempo fue creciendo y en el siglo XX tenía la misma entidad que su hermana más antigua.

La vertiente comercial, con el paso de los años fue teniendo cada vez menos interés y aunque se mantuvo hasta bien entrado en siglo XX, empezó a tener un carácter residual. Sin embargo, la dimensión festiva de la feria aumentó durante el siglo XX y terminó prevaleciendo. 


La noticia de esta entrega de premios ocupó la portada del Diario cordobés “ La Voz – Diario Republicano” . Además, en páginas interiores en un extenso artículo nos informa la noticia, que para esta entrega de premios se desplazaron a Palma desde el Córdoba el gobernador provincial, alcalde y concejales del ayuntamiento cordobés, el director de la escuela veterinaria Rafael Castejón, el inspector veterinario de la provincia, el presidente de la Asociación Provincial de Ganaderos y el alcalde de Hornachuelos. Todas las autoridades fueron recibidas por el Alcalde de Palma del Río Don Antonio Delgado. Tras llegar a la caseta de la amistad del ferial, las autoridades asistieron a un desfile de ganados premiados en el concurso. En ese momento se hicieron entrega de los premios a los criadores por categorías. Existían en aquel concurso premios para los mejores criadores de ganado vacuno, equino, lanar, cabrio y cerdos.



 
Poco antes de la guerra civil, aún quedaban pruebas de la finalidad comercial y ganadera de la feria de mayo. Con el fin de premiar los mejores ejemplares de ganado que llegaban a la muestra de Palma, se realizaba un concurso para premiar a los criadores. Uno de los últimos premios que se entregó en la feria de ganados de Palma fue este trofeo otorgado el 18 de mayo del año 1934, patrocinado por la marca Buffalo de sueros contra la peste porcina. 






Tras la guerra civil la feria de mayo tardó en recuperarse, y la dimensión comercial ya no volvería a tener la importancia del pasado. Con el tiempo, la feria como evento festivo ha prevalecido, pero nunca podemos olvidar los orígenes de este evento que servía como referencia anual en el calendario agrícola y ganadero.