La
situación de Palma del Río en el valle medio del Guadalquivir ha
influido en su historia, cultura y economía. El territorio de la
vega ha ido cambiando y evolucionando en paralelo a la actividad
humana. Desde los primeros ejemplos de culturas productoras (
yacimiendo de La Verduga ), el hombre ha intervenido en el espacio
que lo redea marcando su transformación. Alrededor de nuestro pueblo
existen multitud de paisajes, que como nuestro núcleo urbano han
sufrido una interesante deriva histórica.
Nuestro
paisaje histórico más conocido es el que configurado mediante pagos
de huerta ( con huertas, norias y sistemas de riego ) que se
organizan alrededor de los ríos Guadalquivir y Genil. La referencia
más temprana a estos pagos de huertas se remonta al año 1343,
cuando en documentación se menciona el pago de La Barqueta. Además
de este singular paisaje histórico, en nuestro alrededor contamos
con otros enclaves históricos de interés que no deberían caminar
hacía el olvido. Uno de ellos es el que hoy se conoce como las
“Barrancas de los Ciegos”. Con este curioso apelativo, aparece
en fecha tan temprana como el año 1377 el topónimo de "Torronteras
de los Çiegos", en la colección documental del Hospital de San
Sebastián custodiada en el Archivo Municipal de Palma del Río. De
esta forma se denominaba uno de los accidentes geográficos y
paisajísticos más llamativos de nuestro término municipal.En este
lugar es donde los terrenos de la campiña se encuentran con el valle
del Guadalquivir creando un curioso y árido paisaje de escorrentias
de arcilla. Desde el deslinde de términos municipales que se esboza
en la baja Edad Media y se asienta en la Edad Moderna, las líneas de
este precipicio sirven para delimitar los municipios de Palma y Lora.
Según
cuentan, aquel lugar servía como antigua cantera donde los alfareros
extraían la arcilla para sus talleres de cerámica. A los pies de
estos barrancos, hasta hace un par de siglos discurría el Río
Guadalquivir, que en su continuo cambio de cauce ha movido sus aguas
casi dos kilometros en dirección norte. Todavía la antigua madre
vieja del Guadalquivir es atravesada por el arroyo de La Matilla.
Otro
de los lugares históricos de Palma del Río es el Cerro de San
Cristóbal. Esta colina
conserva en su cima monte bajo y palmitares, recuerdo de la antigua
vegetación que poblaba la zona antes de la roturaciones agrarias.
Siempre se contaron leyendas sobre el lugar, desde que allí
terminaban los
túneles que
atravesaban Palma del Río, hasta que bajo una gran piedra se
ocultaba un tesoro e incluso que un alma en pena vagaba errante por
esos lares.
En
relación con esta interpretación popular, esta zona se denominó en
la baja Edad Media Cerro San Cristóbal, como muchos otros lugares
altos cercanos a poblado. La advocación de este santo, estaba
conectada con los sitios elevados y aislados, ya que San Cristobal,
según
la leyenda cristina era comparado con un gigante en la antigüedad.
Como señala Manuel Nieto Cumplido en su libro “Palma del Río en
la Edad Media”, estos lugares estaban relacionados con la devoción
popular a santos protectores, como Santa Bárbara o este San
Cristóbal que protegería de la muerte sin confesión. Por ello, en
muchos montes se erigieron ermitas en los puntos más altos para que
al despertar, según la costumbre, se mirara y estar de esta forma
protegido durante el día de una mala muerte repentina. En las
cercanías de Palma del Río, existe otro cerro San Cristóbal que
domina el valle y separa las poblaciones de Peñaflor y La Puebla de
los Infantes. La historia de este lugar viene marcada por la
magnífica ubicación visual del entorno. Desde la prehistoria,
existen en los alrededores de este cerro asentamientos como el de La
Verduga y villas romanas.La ermita o espacio de culto de San
Cristóbal, se desarrolla en un espacio temporal difuso entre el
siglo XIII y su paulatino abandono durante la Edad Moderna. Con una
historia paralela, también nos encontramos la desaparecida ermita de
Santa Lucía, situada a escasos kilómetros y con un parecido devenir
temporal. En la actualidad, en el lugar de San Cristóbal no se
aprecian estructuras o construcciones, los vestigios materiales son
escasos, pues sólo en dirección Este se pueden distinguir algunos
restos de cimentación cubierta por la vegetación.
También
se observan fragmentos de tierra compactada, que pudieron formar
parte de muros de tapial. Aunque el lugar se encuentra muy alterado
por la acción agraria de los alrededores, si se pueden encontrar en
superficie restos cerámicos. Una de las últimas modificaciones del
entorno fue la realizada a raíz del levantamiento en 1975 de un
vértice geodésico.
El
tiempo casi ha borrado de la memoria este lugar de San Cristóbal,
pero a pesar de ello, merece la pena acercarse a este promontorio
para observar una magnífica vista del valle del Guadalquivir y de la
confluencia de los dos ríos mas importantes de Andalucía.
El
paisaje de campiña está bien representado en el término de Palma
del Río. En el límite territorial con Fuente Palmera se encuentran
las tierras de La Algaba y La Jara. Ambos topónimos tienen origen
árabe, en el caso de Algaba significa “ El Bosque “ y la Jara
tendría la traducción de “ tierra llena de vegetación “. Estas
denominaciones nos muestran el antiguo paisaje de aquel lugar, dónde
abundaba el bosque mediterráneo y la vegetación. Esta zona como
otras del paisaje de campiña fueron sometidas a un importante
proceso de desmonte y puesta en cultivo en los últimos siglos. En un
lado del camino existe un manantial de planta rectangular de unos
diecisiete metros de largo por seis de ancho. En su interior
encontramos dos elementos divididos, una parte de abrevadero de dos
metros de ancho y un pozo central que podría surtir de agua el
centro del pilar. Las dimensiones de esta fuente nos muestra la
importancia que tuvo como lugar de suministro de agua y abrevadero
para animales. En la actualidad, se encuentra cubierto de vegetación
y apenas contiene agua. El estado de abandono de esta fuente nos
debe hacer reflexionar sobre el uso del agua y la sobreexplotación
de manantiales naturales e históricos. Como anécdota señalar que
antiguamente se decía en Palma del Río un refrán referido a esta
zona, " Estás mas loco que la jaca de la Algaba".
Supuestamente el agua de este pilar producía algún tipo de locura a
quién la bebía. El pago de la Algaba llegó a contar con unas
pequeñas escuelas rurales tras la guerra civil. En la zona también
existían cuatro molinos que aparecen en la cartografía del siglo
XIX con los nombres de Molino del Cañaveral, Molino del Castillo,
Molino de Guzmán y Molino Alí.
El
paisaje que tenemos a nuestro alrededor también tiene historia y por
esta razón en los últimos años se están realizando acciones de
difusión y protección. El Instituto Andaluz del Patrimonio
Histórico ha creado la categoría de Paisaje de Interés Cultural
para dar a conocer la historia y el patrimonio cultural en relación
con el entorno. Todas estas acciones buscan divulgar la importancia
del paisaje desde la perspectiva del entorno histórico que nos
rodea.