MANANTIAL
(Federico García Lorca, Libro de Poemas, 1921).
La sombra se ha dormido en la pradera.
Los manantiales cantan.
Frente al ancho crepúsculo de invierno
mi corazón soñaba.
¿Quién pudiera entender los manantiales,
el secreto del agua
recién nacida, ese cantar oculto
a todas las miradas
del espíritu, dulce melodía
más allá de las almas...?
El
clima y el paisaje de Palma del Río y de Andalucía en general
determina gran parte de la existencia de los pobladores de esta
región mediterránea. Por esta razón, el agua siempre ha sido
esencial para el desarrollo de la vida y de unas condiciones
aceptables para la evolución humana. El cauce de los ríos determinó
desde la prehistoria el nacimiento de poblaciones y ha marcado la
historia de nuestra comunidad y nuestro pueblo. Los problemas que las
distintas actuaciones humanas están causando a este ingrediente
esencial para la vida son múltiples. En la actualidad, el cambio
climático y la contaminación y sobreexplotación de acuíferos
están llevando a su mínima expresión a ríos y arroyos. Esta
variación de las condiciones del tiempo está acabando con una larga
tradición de fuentes y manantiales en el medio rural .
Foto
Pilar de La Algaba
En
el ámbito urbano las antiguas fuentes, pozos y aljibes jugaban un
papel esencial a la hora de abastecer a la población. Tras la
llegada del suministro urbano de agua potable, estos usos del agua
han sido relegados. En el caso de las fuentes públicas quedaban
memoria de fuentes como la conocida “ fuentecilla de Los Frailes
“, que ha sido recreada en los últimos años en el lugar donde
estuvo. Sin embargo, las fuentes que servían para abastecer el medio
rural se encuentran en un triste proceso de olvido que aumenta
considerablemente su peligro de desaparecer. En los alrededores de
Palma del Río tenemos el caso de la fuente de Belén que abastecía
de agua a nuestra ciudad y que tras la construcción de la gasolinera
hoy desaparecida, perdió su salubridad. También existen varias
grandes fuentes o manantiales de una gran riqueza e importancia en el
pasado que en la actualidad pasan inadvertidas. El lugar de
construcción de estas fuentes las podemos situar en la demarcación
territorial y paisajística de la campiña que ocupa más de 60 por
ciento del territorio de Palma del Río. Normalmente estas fuentes se
situaban en caminos de importancia que vertebraban demarcaciones de
tierras como la existente en el conjunto de tierras que constituye el
límite este del término municipal de Palma del Río. Estos pagos
tienen los nombres de La Algaba, La Jara y Malpica, todos conservan
los nombres con origen andalusí ya que la Algaba significaba “ el
Bosque “, La Jara “tierra llena de vegetación “ y el topónimo
de Malpica está relacionado con el apellido de una familia de origen
musulmán que habitaba en la morería de Palma y poseía tierras en
la zona
. La fuente más importante de estos contornos era el denominado
pilar de la Algaba que está situado en el camino que unía Palma con
Fuente Carreteros. Este gran pilar consta de un pozo – aljibe y una
alcubilla que contenía el agua. Las dimensiones de este complejo
hidráulico muestra la importancia que tuvo en las tierras
circundantes. En la actualidad tras romper y desecar su manantial,
este pilar se encuentra lleno de vegetación y seco. Todo el entorno
contaba con más fuentes como la majestuosa fuente de Adalid, que
todavía hoy se puede encontrar enfrente del cortijo del mismo nombre
y que goza de buena salud. Cerca también existían tres fuentes que
han sido desecadas ( Fuente de los Cabreros y de Adalid II ) o que se
han convertido un pozo, como es el caso de la fuente de La mujer que
cuenta con su propia leyenda. Según cuenta la familia que posee la
parcela donde se enclava, contaban que cerca de este manantial se
escondía un tesoro y un noche unos desconocidos tras excavar en su
entorno durante toda la noche lo encontraron perdiéndose de vista
para siempre la mañana siguiente. El periplo circular de este camino
con una longitud aproximada de 14 km termina en la confluencia con la
carretera de Écija. En la unión de ambos caminos aparece en el
primer mapa topográfico de 1898, la fuente de Arriel que en la
actualidad se encuentra desaparecida y sólo se puede entrever el
venero.