En
el Archivo Municipal de Écija se conserva una interesante
documentación sobre la villa de Peñaflor fechada en el año de
1636. Durante el mes de marzo de ese año, una comisión formada por
el alcalde Juan Nieto de Alfaro y los regidores Francisco de León
Agredano y Francisco de Velasco, visitó todas las casas de la villa
para contabilizar los hombres de cada hogar, conocer su edad y
descendencia. El objetivo de esta recopilación de información pudo
estar relacionada con la unión de armas promovida por el Valido del
rey Felipe IV. Mediante este proyecto, el Conde Duque de Olivares
pretendía que todos los “reinos, estados y señoríos” de la
corona contribuyeran con hombres, armas y dinero en proporción a su
riqueza para la defensa del estado y sus intereses. Recordemos que la
monarquía hispánica estaba implicada en varios conflictos armados
en el continente y necesitaba recursos humanos, materiales y
monetarios. Por ello, se realizó este inventario que nos lega la
primera información sobre la población de Peñaflor a comienzos del
siglo XVII.
En
este primer padrón podemos observar que el pueblo contaba con 141
cabezas de familia repartidos por las distintas calles de la villa.
Estos hombres eran clasificados por edades, estado civil, número de
hijos y la edad de estos. Además de conocer sus nombres, en algunos
casos se señalan oficios como tejedor, albañil o carpintero, aunque
se presta especial atención a los que habían prestado servicios en
el ejército. Este censo militar, nos señala que ocho habitantes de
Peñaflor habían sido mozos o soldados de milicia.
La
información que nos suministra también es de gran utilidad para
conocer la trama urbana de la villa, ya que está organizado por
calles y casas. El padrón comienza por la calle Real y le siguen la
calle de la Carnicería, la de las Cuevas, de la Morería, del
Castillo, la calle Nueva, la Blancaflor, la del Pozo, la de Angulo,
para terminar en la calle del Río.
El
documento guarda un interesante pregón por el cual se manda que
quién: “ tuviere armas referidas en la cédula de su magestad las
vengan a testificar dentro de dos días con apercibimiento que
de no hacerlo se procederá contra los rebeldes como su magestad lo
manda “. El testimonio final de este legajo, nos muestra la
situación de crisis en la que se encontraba el país. La monarquía
asfixiaba con impuestos y contribuciones a la nación para sostener
sus conflictos en el exterior. En la memoria, los firmantes señalan
que “ este concejo es muy pobre y no tiene propios para poder
servir a su magestad en la prevención de las armas y no tener
arbitrios que proponer a su magestad por haber servido por vía de
donativos con ochocientos ducados pagados en seis años a que esta
dicho concejo obligado “.
No hay comentarios:
Publicar un comentario